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Tesoro literario



La verdad del poema es agotar el impulso que le dio comienzo.
El residuo es el propio texto que resulta
más allá del empuje inicial,
del deseo en movimiento
que se calma en un orgasmo, en el decir de
la construcción. Exiguo tiempo refractario, no más.
El poema es libido consumida que resta,
inmutable palabrería
desligándose paulatina mente del aliento que lo originó.

   La necesidad no acaba con la palabra, con el sedimento,
y solo la muerte o la rendición detienen
su círculo vicioso
        Sísifo de los días y el juego enfermo amoroso
playa lamida por la lengua salobre del mar
marea de gravedad que el planeta deforma
enganchados como perros
la escoria, quizá el recuerdo,
el extraño desconocido que llegara a encontrar
una vez las aguas se retiren del poema
atado al mascarón el nombre del náufrago —náugrafo,
los testículos se vuelven a preñar—
tesoro literario,           sola posibilidad, astenia.


Siguiendo Georges Bataille, la muerte obra, de Michel Surya, págs. 382-3.