No es aquí el movimiento,
sino el residuo dejado por la agitación1
sentido gravemente expuesto en la caída
suave mente cándida fluida —caída es elevación—
y al menos romper, alabar sin entender la huida
el apogeo de un desgarro sin forma
en la verdad de la extinción
o el cambio,
como una culebra abandona la piel en su círculo
ciencia de muerte y resurrección
inclinándose hacia una lírica a la cera perdida
en que el fulgor no sea menor que el de
un sol negro2.
No se trata de estética,
esa mirada inocua que pones en el objeto,
sino de vibración, intenso espejo pelado
en que te abandonas más allá del bien y del mal,
que aquí se niega a sí misma.
Otros leerán o habrán lamido tu solución
y encontrarán bello el paisaje de su cuerpo adolescente,
un pez es hermoso si obviamos la espina
mas solo ella nos hace presente
en la boca
el residuo dejado por la agitación
en un instante el fulgor
de un sol negro en el centro de la palabrería.
Siguiendo Georges Bataille, la muerte obra, de Michel Surya, pág. 381.
1 no es el movimiento, sino el residuo dejado por la agitación: de El culpable, de G. Bataille.
2 sol negro: figura paradójica, dualidad fundamental: la luz del sol es absorbida por una fuerza oscura, creando una especie de vacío o nada. Para los gnósticos es la luz interior, en oposición a la exterior del mundo material.