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Que todo se perdía



Cualquiera que bebiere de esta agua,
volverá a tener sed.

Juan 4:13

Como una sombra es el hombre.
Salmos 39:5-6


Breve prólogo del testigo

La imperfección en los arreglos del mundo resulta de la caída, igual que la propia necesidad de éstos. Todos los intentos de rectificar el error son vanos. El estado dislocado de todas las cosas creadas, sujetas como están a la vanidad, está diseñado para llevarnos, en la desesperación de mejorarlas, a refugiarnos en la palabra, o en el silencio, ambos viciados. (Eclesiastés alterado).


              …que todo se perdía.

Los cuerpos referidos a estos espíritus,
todo sustancia,
quisieran avanzar la corriente, la biografía,
el propio resurgir y sus posibilidades
a la espera de…


el movimiento de la materia en la duna,
caer del aire contra-dirección de la frente,
no en vano, el olor del pensamiento es agonizante
y la lectura circular,
en que se pierde de vista la vida
formulada por una bacteria en su rutina de higiene,
luego, nada es la suma
que se pueda recordar.

   Internarse en el jardín, las presencias,
necio explorador entre violetas y claveles, espinas
empujando hacia el sentido, la interpretación,
que parece haber existido por sí misma, desde siempre,
como una estrella,
como aquel espíritu que giraba en torno a la cabeza
integrándose en una misma fábula
y un nombre
      para este animal.

   Biografía de cada instante es la aniquilación,
la suma sigue siendo nada, fantasma
al que tiendo
puesto al servicio de la caída de mi vida,
de ser aquí y ahora, cuerpo y espíritu
loco mirando al sudeste (v. gr.)
buscando una comunicación que no existe,
esclavo de un significante que me apelmace.

   Cada anochecer, Drácula, surge de la tumba
para inscribirse en una historia que no es la suya,
y en su boca, y en su sed,
retenerla, y retenerse él mismo, y ser, por un momento,
antes de volver a la nada de la arena que resbala, pues
a nada ascienden todas las partidas
y los aromas se disipan en esta pequeña muerte,
oh estática sombra.


Epílogo del testigo

A través de su palabra, que intenta nombrar su experiencia, vivo una vida que no es la mía y, sin embargo, la considero más. Esa desligazón es el comienzo, el puente sobre la caída, el vuelo, y la razón ineludida del resurgir cada amanecer, espejo del vampiro en que soy hablado, de nuevo, y muerto.