I l’unic que existeix és aquest foc
Sobre la vida. Joan Brossa
una aproximación a
la mano de un dios que se ceba en la agonía
y ya no hay nada que pida perdón
la espuma que rompe contra el viento de piedra
el abismo en los ojos donde se abre el sol
y la boca llenándose de palabras de polvo
del viejo olor de todos los tiempos
de cinco manos sobre el último tabú
abatido y abierto sin la menor (…)
en lo irrisorio, en lo indiferente
ante el enemigo inconfesable, adalid de la especie
la idea absurda ante el espejo
perdido en un lugar lejano
entre el gimoteo el regocijo y la rabia
la huella de sangre es el único arte
la vitalidad que nos queda está en el interior
en el silencio de la caverna
que el sol se extinga y el hombre calle
y el hombre mudo agote su saliva en el suelo
la posibilidad de un mundo que habitar
en un aquí continuo amarillo de azufre
y yo pensando que era yo mismo aquel
encaramado a la máscara de la vida productiva
la ficción del individuo a los pies de la torre
o esperando el mar, sentado
alternando frases cortas
todos los santos adoran a dios,
aquí está, dijo señalando el escombro,
leyendo este libro de poemas
que no recoge sino a la reina del relámpago
herida por la lluvia
y al ocaso rey de la civilización
en un incorrupto sarcófago de vidrio,
oh Prat
alarma de las especies, alarma sin voz
música que incorporar al texto
al jardín abandonado a su agonía verde
mínima arquitectura de interior
barrios enteros de palabras destruidas
por el hombre y el hombre, y el tiempo y el hombre
y el azul panorama del mar
siempre indiferente a la galera, abominable niño
de la esperanza el mar,
en este poema no existe el tiempo
aunque quizá comenzó con tu nombre, Nakba
más allá de lo que yo pueda explicar
lo único que existe es este fuego
—escribí juego, por error (yerro?)—
oh Joan