siguiendo a Maria Theresia von Paradis
quiero mi venda,
la luz es aún muy fuerte
a veces, veo en mis sueños
personas con caras borrosas
y sombras como voces,
una concha de nautilo, una sombrilla abierta
un reloj de sílice,
voces que no resuenan
la mirada es virgen, y la pupila intacta
gira excéntrica al límite de su celda,
nada encaja en la mano con el ojo
ciega como una piedra
que ve,
pero
en un acto de violencia
la mirada se apodera de todo
la mirada sin nombre ni valor
¿a quién le importan mis ojos
la verdad no vale nada
no necesito su estúpido sufrimiento!
ahora puedo ver
dentro
como si tuviera mil años
solo yo puedo verlo