a Francis Bacon
Mecánica de representación
las horas desveladas o
la vela sin tiempo, inagotable, duro fuego,
transición de fase en que
el amor —supuesto valor de base—
se consume en licor de vida
fruta casi podrida a los pies
del hombre en la habitación
—las piernas cruzadas—
la silla
la mesa, la luz privada,
celda de falso poder y pudor
escrito derramado en el suelo que
el azar ha decidido
en la evanescente fe de un ateo
sin contrato social
y discontinua relación con el entorno.
A veces, el conflicto,
a veces, la neurosis,
a veces el vuelo, idéntico al de la noche
me lanza con pasión a la hoguera blanca
la gusanera de tus palabras en la fruta.
No es una condena, es,
creo, una nueva vena principal que
corre paralela al amanecer de cualquier día.
Lo dejo cuando quiera.
—no sé quién—