La folie fournit une insolence monstrueusement adéquate.
Arnau Pons. Artaud, cruz entre dos rostros.
Una mirada que no puede corromperse
dos soledades siempre inseparables
la singularidad final de lo atroz.
La eternidad ha hablado
y cambia como la voz enmascarada por el viento
de un hombre sin órganos, devorado
bajo una lámpara de incienso en un cráneo hundido.
A puerta cerrada, nunca dejó de ser teatro, risa,
¿por qué la demencia se produce
al mismo tiempo como cuerpo político
y nube de sudor?
Los viejos mitos de hamlets, cristos y ulises,
la caída del poeta en la historia asignada, social, la posibilidad
de revelar la disociación y volver a la conciencia
haciendo un círculo soberano en el suelo con la orina, y fuera,
la falsificación y repliegue en el silencio,
los cuerpos alienados.
La escritura encerrada durante tanto tiempo
en la boca una queja y un eco,
que está en el origen de la condición del pensar.
y encarna el poema, liberado de su ser y de su dios.
Es, en fin, una insolente identificación entre dos soledades,
un fondo de coral en estallido
que se convierte una vez más
en anatomía clarividente e incinerada sed para el testigo.