¿puede la geometría acorralar al centro?.
Alguna vez dijo el traductor:
(…) he perdido el centro2 (quizá nunca lo tuve).
Todo se volvió fluido, un turbio espejo
punto de partida constante
feliz e infeliz torneo medieval,
un cuadro invisible
ciego, de ecos desvaídos y ciertos
perros de pesar.
Una explícita belleza
desentonando en el barrio y sus fachadas
a mediados de verano,
—las paredes sin encalar
hacían relucir aún más sus labios,
un clavo en la prosa—
el carácter que deslumbra en los balcones
al pasar de la tarde
y ese centro que huye
después de arribar su ápice-gador3
tan veloz que
ni la verdad le turba
ni la memoria le fía, o seca.
La nota estética
que hiere el sentido, insostenible brillo
que la vida detiene
—la detuvo ya—
sola en la encrucijada, como un vapor
en mitad de la selva
sin referentes,
con los ojos abiertos, inútilmente esperando
algo que solo
el silencio explica.
Encontré mi centro luchando contra la vida4
en el rigor mortis del poema.
1 Siguiendo el principio de la Introducción, de José Vázquez Amaral a Cantares completos, tomo I, de Ezra Pound. Editorial Cátedra. Gérmenes del poema: Alguna vez dijo el traductor (del autor), y I lost my center (del propio Pound, citado). Introductio: lat. intro- (en el interior) + ducere (guiar).
2 En psicoterapia se reconocen al centro tres funciones esenciales, sea este arquetipo, "tótem, símbolo, mito, concepto, o más simplemente pulsión bien definida, pero mal conceptualizada: la primera es sistematizar progresivamente el contenido representativo o psíquico de lo Imaginario; la segunda es agravar la intensidad de las ambivalencias internas y, en consecuencia, del dinamismo de las ideas motrices y de las inhibiciones; la tercera será la de tender hacia la proyección externa a través de la creación o la acción". Del Diccionario de los Símbolos, de Chevalier y Gheerbrant. Editorial Herder, pág. 274.
3 gador: existe la suposición de que este vocablo pudiera derivar de la raíz proto-indoeuropea gwhei-, con el significado de brillante o blanco. O, como nombre, del hebreo Gad, felicidad o suerte. Ambas posibilidades me encajan divinamente para definir ese punto álgido —ápice— de brillo y deslumbramiento —cegador—, que luego desaparece sin rastro.
4 That I lost my center / fighting the world, del Canto CXVII, de Ezra Pound.