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El incinerador (sainete español en verso)

Exterior. Día. Soleado

—¡El incinerador,
ya está aquí el incinerador!

 ¡pi-ru-lo-rí! ¡pi-ru-li-ró!

—¡Señoras y señores,
aprovechen la ocasión!
No manden a quemar a sus padres a Coria del Río!
¡Aquí está un servidor para quemarlos
en la puerta de su casa!

 ¡pi-ru-lo-rí! ¡pi-ru-li-ró!

—¡El incinerador,
ya está aquí el incinerador!

—Buenos días señor, ¿qué me trae?

—Pues a mi padre que murió ayer en casa.
La Comunidad no quiso llevarlo al hospital.
Dijeron que era ya muy mayor
y que había que recortar gastos inútiles

 ¡pi-ru-lo-rí! ¡pi-ru-li-ró!

—Muy bien señor.
Nosotros somos una subcontrata de la Comunidad.
Mire que furgoneta-horno más aparente,
-antes era un dos caballos, ¿sabe?-
El logo lo ha diseñado la Presidenta:
"La familia que se quema unida,
permanece unida".
Qué chispa tiene, ¿verdad?
¡Y esas llamas en colores pastel!
Hoy, además, pensando siempre en ustedes,
tenemos un 2 por 1 en oferta.
Eso sí, tienen que ser familia.

 ¡pi-ru-lo-rí! ¡pi-ru-li-ró!

—Pues yo, ahora mismo, muerto, solo tengo a mi padre.

—¿Y un perro, o un gato…,
o un canario quizá?
Valen como familia.
Son como personas, ¿verdad?

—No. Y sí que lo siento, porque un descuento
me vendría bien,
tengo un trabajo de mierda que…

—¡Alégrese joven, que por lo menos tiene trabajo!
¡El trabajo os hará libres! –decía
uno de mis mejores clientes.
Por supuesto, sin menospreciar a la Comunidad, eh!

—Pues tuvimos una tortuga hace años...
Un día pensamos que había muerto,
¡cómo íbamos a saber que las tortugas hibernan!
La tiramos por el váter…
Tengo la esperanza de que despertase
en el Tajo,
el río, quiero decir.

—Bueno, bueno. ¡Al turrón!
Hala, ¡pa'dentro con el padrecito,
a descansar de verdad,
que bien que se lo merece, eh!
Cerramos la puertecita,
abrimos el gas Zyclon-B
-eficacia alemana, qué le voy a contar-
un toquecito de mechero y
a esperar diez minutitos.

     (…)

—Hala, ya está hecho,
vuelta y vuelta.
¿Lo ve, joven?
No hay nada como la alegría del trabajo.
Abrimos el cajoncito y…
¿ha traído Ud. un bote?
Si no, se lo añado al montante.

—Ah, sí, sí,
he traído un frasco de aceitunas rellenas,
vacío, claro.
Es el más gordo que tenía.
Una caja de zapatos me parecía un poco frío,
aunque eran de marca.

—¡Hombre, las cajas de zapatos son más
para los gusanos de seda!

—Claro, es lógico.

—Muy bien, pues ¡al frasco, carrasco!
Ahí lo tiene, calentito,
recién hecho.
¿Ve cómo ha cabido?,
¡nos quedamos en ná!
No somos nadie.
Está como dormidito, ¿verdad?
¿Con iva o sin iva?

—¿Con quién!

 ¡pi-ru-lo-rí! ¡pi-ru-li-ró!