y tenderme al borde como un fruto caído
El ángel vespertino. Toni Magaz.
y tenderme al borde como un fruto caído
el máximo extremo de la desnudez
lo esencial tras la mirada y el velo
el análisis de un degüello
de todo aquello que la carne evita,
contra un cristal que impide acceder
la realidad
preeminencia de la estructura en la bruma
y ruina del orden contemplado
errática rueda, rutina
espacio aparte, el tiempo
fosilizado en la materia
musgos y líquenes, costra de sangre, seca
entre las hojas de papel
un ensueño apenas entrevisto
paisaje de la desnudez
y su reliquia
embriagada satisfacción, idolatría.
Siguiendo alguna parte de la introducción de Alfonso de la Torre a La poética de Cuenca. 40 años después. 1964 - 2004.