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Crisálida (amarilla como)



Pidiendo como el poeta limosna1.

Un hombre un día por imitarlo
bajó los peldaños de la lluvia en la escalera
que caía como virgen doliente o stripper
como madre condena el primer día
necia como el hombre
corcel que no termina de ver
más allá del corral
más acá de sus patas.
Ven hermano, estamos unidos por la flecha del nacimiento
y la muerte —Eddington lo dijo—
por la pura oscuridad del mañana
que hoy parece hambre y será pacto
con la palabra (o no será),
naufragio del sueño en el día y
de la dignidad en el trabajo,
huella es mi carne en el poema
como golpe o estigma, mayormente
maquillaje,
como colocar una estrella más en el cielo
escupiendo
cándida como una niña virgen beata de la mano del padre
violenta como la belleza que
abofetea mi cara ante tu carne desnuda,
no hay recompensa ni suelo que no sea
hurgar en la basura, crisálidas,
oros despojos del jardín amarillo tras la poda
conque hacer mi cama
y dormir
hasta la muerte del sueño
pidiendo como el poeta limosna para mañana
en el vórtice de la línea.

1 Siguiendo el poema El loco al que llaman el rey, de Leopoldo María Panero.