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Canción de cuna para Paul Antschel

—herido por el tango de la vida—

bebemos alcohol blanco al amanecer
antes de subir al andamio
levantamos una torre infinita lengua de piedra
el tiempo no existe aquí arriba
y el Señor nos dice
trabajad
trabajad
tumbado en una nube de espuma
porque la miseria es un dictado
y es todo lo que me dejo por decir
trabajad

somos libres bebemos cerveza
ponemos ladrillos sobre nuestra cabeza
y no cabe un cuchillo de pensamiento entre dos
que los artistas bailen, dice
que canten al amor
a la libertad que nos hemos dado
alcohol blanco al atardecer en el solado
hasta el anochecer

—inconsciente, hijodeputa, no aparezcas esta noche
no aparezcas
no nos hagas llorar como niños violados—
cúbrenos oh patria con tu sucia bandera
que no pasemos frío y tengamos un futuro
el que sea
mañana
te juramos devoción en el cielo azul de los alienados

tocad artistas tocad
que se alegren las manos en el andamio
construimos una torre infinita en el aire limpio
y hacen falta manos alegres y wolframio
no vemos el sol cegado por las torres
y los perros pasean siluetas negras
que se funden con nosotros al atardecer
y aullamos
ebrios
juntos en las aceras

caminamos en fila
Moloch espera
y besamos la imagen del fenicio
aquí arriba en el andamio blanco
y en el metro que es el túnel de un precipicio
la muerte no es una opción
trabajad
trabajad
nos dice el Señor con azúcar y turrón
y subimos a la torre de blanco alcohol
trabajad
el trabajo es un maestro venido de Dios

nuestra ciudad es de luz y de amor
y somos libres y bebemos
bebemos cerveza
y subimos a la torre en el aire de blanco alcohol
y sentimos
a veces
una pena
capital
un prohibido
dolor

no
    no

trabajad
trabajad
y no olvidéis el blanco alcohol

A partir del poema Todesfuge, de Paul Celan, y ante la necesidad de hablar del totalitarismo desde el que hablamos con la boca llena de los otros totalitarismos acordados por la historia oficial.