no recuerdo tu nombre…
—hago ese gesto en que parece que se mira
hacia adentro de las propias cuencas vacías
de los ojos—
no, no recuerdo tu nombre
…
recuerdo…
tu figura estirada gallo imperfecto
tu amplia sonrisa desubicada moral
tu disposición a ayudar
la mujer desconocida o imposible, tal vez,
la casa junto a la plaza y tu madre dentro
la mirada oblicua a las hembras y su olor
también oblicuas respecto a ti,
de lejos te nombraban mal
—el fin de los tiempos, tu madre dentro—
veo, sorprendido, tu retrato en el cementerio
en un nicho como un panal de obra cemento
feo como solo la vida puede
en que los bichos gozan el azúcar
de tu cuerpo…
—-una nueva comunidad de insectos bajo tu
nombre, estéril y bueno
y escucho, aún más sorprendido:
se colgó de una viga
cuando murió su madre
…
… y ya no recuerdo tu nombre
escrito en el cemento
¿es esto la vida?
tú sí sabes qué es la muerte
decidida por la mano,
tú has tomado el control de la suerte y le has
escupido en la cara a la fortuna
recordaré tu nombre, aunque sea por esto,
y ya no lo pronunciaré más