LA VENTANA
¿Para qué sirve una ventana?
¿Para mirar y dar luz,
para renovar el aire interior?
¿Es una abertura en un muro,
un continente dispuesto
a ordenar la mirada?
¿Es la línea de la frontera
entre ellos y yo,
es un espejo sin azogue,
quizá roto?
Ella aparece, en ese filo,
donde no es nada ni nadie,
donde no puede ver ni ser vista,
en la misma linde de la percepción:
ni ha empezado a salir,
ni ha empezado a entrar.
Allí, extraviada, permanece.
En ese espacio,
tan pequeño que no tiene nombre,
solo cuenta la imaginación,
y esa, no tiene ojos.