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Crisálida

mujer desnuda de espaldas sentada en la penumbra de una habitación con la luz velada por los visillos del balcón

CRISÁLIDA


no sé si estaba o surgió
no recuerdo nada anterior a esa inquietud,
luminosa leche envenenada,
un resplandor que musitaba en un velo de luz,
como polvo suspendido
y negando su caída,
la transparencia

ese velo de incoherencia recogió así
mi ojo
y en su brillante mano quedó recogida
a la vez, esta crisálida reposada
abierta como la carne del ciervo en el disparo;
un punto de luz en un cielo
aún caliente pero traslúcido,
un vapor desordenado

mi ojo atrapado en la ninfa se nubla,
se arrebata de entusiasmo, gira sobre su eje
y es cuando miro al interior

al tiempo aterido en la rejilla de tu asiento,
al infinito espacio entre dos fotogramas,
la ninfa, iluminada al trasluz,
tiene las alas sin hacer, arrolladas,
y como un velo sedoso chupa mi ojo
entre sus labios violetas

La imagen es una reelaboración de una fotografía de Jeanloup Sieff, primero fotocopiada y luego, atacada con disolvente para intentar transferir la imagen a otro papel.
1. aún caliente y traslúcido. La sopa primordial después del Big Bang que empieza a enfriarse pero aún no deja pasar la luz y, por lo tanto, impide a nuestra mirada entrar.
2. La rejilla del asiento en que ella está sentada. La rejilla, retícula de la programación audiovisual. La pantalla entre el cátodo y el ánodo para regular el flujo electrónico.
3. al interior, aunque debería ser en el interior pues no hay movimiento. Sin embargo, considero que sí hay un movimiento, mental, en la acción de mirar.
4. aterido. Ya frío y por lo tanto, translúcido.