cuando la luna salga
atravesando la página
un demonio será liberado
entre las voces perdidas,
ni verán ni oirán nada
en sus huellas mis dedos
pero alentará en la boca un invierno,
un círculo negro de cuervos
coronará el pensamiento
cuando grite bajo la luna blanca
lo que la boca encierra,
en el silencio
y cuando la luna se ponga,
parecido a esta página en que escribo,
mi alma yacerá a su lado
y juntos miraremos la palabra caer
de la hoja, como antes cayó de la mano,
y diseminándose sobre la losa
negra de la página
besará el suelo
en su afán de perdurar
luego,
cuando la luna me busque en vano
solo hallará el poema,
y será nada entre tanto silencio y tierra,
bajo su luz fría y menguante
será plomo endurecido
como incienso del nigredo
—quisiera entender este poema
su cuerpo de escoria y ruego
porque mi alma siga
el camino de la pluma
ya que teme el de la espada—