a Nines
hace surgir otra verdad que no está en la ciencia
Georges Bataille
Son otros los ojos que miran tu cuerpo.
Miran como manos con dientes,
como lengua y olfato translúcidos.
Son otros los ojos que lamen te en vano,
avasallando la forma que te contiene,
duplicando tu aliento y tu soledad.
Porque es difícil imaginar la muerte.
Caemos sin ojos al dulce pozo del exilio,
dejar de ser, más allá del sueño,
lo posible,
vaciar en ti mi vacío
ausentes los dos, presente el olor
del que huimos constantemente.
No importa el semen, el fluido más ridículo,
importa la desaparición,
importa dejar de ser el cuerpo
en el cuerpo del otro,
importa ese retazo de inmortalidad,
de inmoralidad concedida por la tierra
bajo los auspicios del sudor y la saliva,
importa ese derramarse hacia otra dimensión
que no es dentro ni fuera, sino
nosotros en extinción.
Por eso, follar es la negación de la vida.
Por eso, son otros los ojos que miran tu cuerpo
en fin,
me vuelco en ti como en el poema,
creación para nada
que no sea desaparecer,
perder el nombre, el sentido o, quizá,
recuperarlo de una vez,
encontrar, en tu círculo, el fin
infinitamente prostituido en la vida.