Sísifo, o la invención de la rueda

El Amado lo es todo;
el amante apenas un velo.
Yalal ad-Din Muhammad Rumi

   Quinientos muertos ante la piedra
que un día ardió.
       Quinientos
muertos de calor ante la piedra
fría como el ojo del buey sacrificado,
muertos vestidos de blanco, ante la piedra negra
el calor de sus cuerpos, el calor de su abierto encierro,
el calor de su claustro o
el mecanismo de su ardiente hélice; oh vapor
que asciende.
      Quinientos
muertos en el lento espanto
del no ver, del no tocar, ni besar el abismo negro,
lágrimas de sal en sus ojos blancos.

   Girando como un solo planeta sin sol,
carne atada, y temerosa carne ajada en el eje,
apretado aceite de vida y muerte
contra el ojo ciego sin rostro que custodia
todas las bibliotecas del meditar.

   Amortajados venimos ante ti, de casa,
oh piedra del suicidio estelar, pozo
que olvidó la errancia,
          escalofrío del encuentro y
despojamiento del velo.

   Ven, ven, quienquiera que seas,
infiel, idólatra o pagano, ven,
este no es un lugar para la desesperación ¹.