a Teófila y Plácido,
y Rosalina
la vida te deshoja, Rosa,
el padre, la madre,
el amor del compañero
la huella compartida,
la tierra verde de aquel pueblo
el cielo y el sol
la vida, Rosa,
es la cruel guerra,
última voz de esta blanca batalla
atada a la memoria, como una hija,
como un dolor
dentro de tu madre viajaste
y en un espejo perdiste a tu padre
la primera batalla
una medallita de luz en tu pecho
plácido amanecer de tu vida
un amor en la memoria y en el papel
de aquellas cartas, padre,
palabras del frente a tu amada,
nunca te conocí,
tu voz aún ronda la maleza, los árboles,
el bosque,
estoy segura.
tú, madre, como árbol, como animal,
como vida esencial, como tierra
me protegiste
dura como el viento de aquel pueblo
en lo alto
un camino de arena
un aire tan puro que dolía, azul,
como tu corazón,
ahora sé que tu carácter fue el mejor regalo
la mejor boca y las mejores manos
para vivir este mundo
un amor en la memoria de las palabras
más modestas, más limpias,
sobre papel de chocolatinas
bajo las bombas, aquí,
cerca de mi casa
cerca de esta cama blanca
donde ahora os recuerdo, padres
espero que os hayáis reencontrado