Es como soltar los perros
Rabiosos, lúgubres en celo
A oler culos, morder huesos
Lamer caras
Siguiendo rastros de sangre
Que no existen más que en mi mente
Es dividir la jauría
Entre uno y múltiple
Y perder la mirada y el nombre
Y en la palabra no encontrar nada
Como tierra que todo lo filtra
Sin asombro, respirar
O caer dormido
En un orbe de cristal
Que rueda cuesta abajo la vida
Esto sentía
Mientras caminaba lentamente de mañana
Por mitad de la calle Luis de Góngora
Camino del portal que debía fregar
Y los perros me asaltaban
Y mordían mis flores
Y perseguían los reflejos de mis ventanas
Memoria y olvido en cada paso
Felicidad yonqui
Áridos de los hombres que no existen
Fuera de su cabeza
Perros del amanecer,
Hermosos y lúgubres perros,
No me abandonéis,
Y haced jirones mi ser aquí,
Y ahora,
Desnudadme