no soy más que tendencia que estalla en juego inevitable —los primitivos lo sabían— esos choques eléctricos esa tensión de cafeína en que nada hay que no deba ser demolido cuando el veneno entra en sangre y nadie advierte la agitación mi cerebro es una habitación en que la rosa al óxido se alía y nada hay que pueda desaparecer en el enigma de una personalidad impura si soy de verdad o no soy locura un número inocente en la gran cifra o nada más que un árbol de Klee que un rayo ha partido y arrojado al furioso río de la vida al juego de cristales espejos lesiones aprendidas construyen un mundo lecciones y derroche y cobardía es el poema que canta como un traje a la desnudez la doble baraja en una mesa de fuego en que arde la imaginación off the rails.