volver arriba
Volver a Textos

Morons God the Queen

en olor de multitudes

y parece que la reina vivía, en su traje de virgen,
en su jardín de magia,
pues su muerte anuncian las plañideras
sobre una alfombra de flores, cañones y larvas

la reina entre dos torres
que hacen ding dong, ding dong en el cielo azul
sobre su cabecita de piedras y cuernos de trébol
la reina delegada de dios
—ese hombre ensangrentado
y desnudo clavado a un madero
abandonado por su padre
y coronado de espinas—

en la mano derecha empuña la reina un falo
duro, de oro afanado en la selva
un oro que ciega gallinas y monos en la catedral,
erótica luz divina de la miseria,
qué emocionados cantan borrachos himnos de taberna
en el reverb de la botella,
agradeciendo su misión y su piedad

dicen que la reina lo es,
y vive y muere por la gracia de la sangre,
la misma sangre que alienó a mis padres
y amputó los pies a los esclavos,
la misma que bendijo campos de exterminio:
¿recuerdas a esos negros ahogarse en el barro de tu mano?
¿recuerdas sus blancosblancos ojos brillar estertor cian
de la muerte?

hoy recibe la reina las odas de un pueblo tristetriste
tristísimo pueblo bajo un manto de amianto,
un pueblo que mataría, como mató, por su memoria rapaz
y su cáscara,
para no mirarse en el espejo
el pueblo redime en ella su miseria moral.

hoy recibe lo que siempre tomó:
la carne y la sangre de los desheredados
en forma de lágrima y aplauso ganado,
hostia de dolor en Bolsa y publicidad en Media,
dios salve a la reina de su propia maldad
que ella se mirará en su espejo espejito,
—como todos los días, es su trabajo—
y dirá:
pero dios mío, ¿porqué sois tan infelices?

¡hijos míos!