ser Moraldo
desconcertado escondido
lejos del suelo de la ciudad
y caminar solo la noche, flotando
entre la ficción y la realidad
anticipando sombras
a merced del viento, dejarse ir,
nadie en la calle salvo la conciencia
y en la playa solo las olas
ni arena ni asfalto
solo dudas
y una bufanda
siluetas alargadas en la mañana
pasos indecisos
el silencio del cuerpo en el escaparate
el reflejo a plazos
el sol rasante de la tarde sin voluntad
caminar en zigzag sin rumbo
caminar como quien huye
la cobardía del día a día
y la vida de los otros
el ángel en la noche
y sus palabras incomprensibles
alejadas de todo, fuera de la comunicación,
como un espejo sin azogue
un teatro blanco
un payaso blanco sin espejo
un disfraz sin gente ni alcohol
sin ese veneno lento que no sacia
y ese buen agua que no colma
y las manos en los bolsillos
y los ojos en el suelo
y la palabra ausente
y el mar desconocido
nunca me fui de entonces
ni siquiera ahora
de hecho, quizá vengo
quizá el tren de la noche me traiga
ser Moraldo en la ciudad
bajo la luz de la oscuridad
Moraldo es uno de "Los inútiles" (I vitelloni), película de Federico Fellini de 1953.