Moitos xa para sempre derrotados
XOSÉ LUIS MÉNDEZ FERRÍN
aquellos versos eran
el reconocimiento de una derrota
porque la palabra es siempre
derrota
dispersa, cobarde, confusa esquela
oh flor en la tumba del aire
que ya no sobará ningún cuerpo
oh turbación en la sangre seca
proyecto sin límite en la contradicción
poema de aliento a cama limpia
a tripa llena
eructo
la falsa brecha del 68,
el discurso de los años quieto,
en la calle Mayor joven, quieto
—diciembre del 88
ante los mamporreros del capital— quieto
el corazón en la mano, el temblor en las piernas
la espuma en la boca
y parecer que se hace algo, solo esa vez,
una sola vez en una vida que no es eterna,
como un espejo infinito de niebla, oscura
la inutilidad de todo, su evangelio
el poema
yo, que soy un cubo de ceniza
bajo el viento de vuestra historia
embelesado por esta boca
que escribe con la lengua en tierra:
la culpa trabaja para todos,
yo,
fantasma sobre mi cuello de papel,
disparo y disparo
como el niño aquel del parque
violencia de piedras extraños juegos
contra los coches, los solares los miedos,
la espalda corvada y la boca callada
que se muerde a sí misma
que se arranca el aliento y la palabra
y se dice
poesía,
yonqui bajo el puente de la página
que a la fuerza se escribe
un evento ligado a la extinción,
donde solo los que duermen
profundamente escapan,
para disparar en la sien con los dedos,
como un niño