alguien le explicó que era un superhéroe,
hijo de la gracia de un dios, autor de fe,
verdadero embajador inviolable de lo alto
alguien me enseñó a temer,
su policía, su poder, su patrón, su juez,
su cura y su empresario
esta escuela de terror
es el mejor de los mundos posibles
según un cuadernillo articulado
que cuando muera su canario,
una niña usará de mortaja
somos seres cruzados entre hermanos
enfermos de parentesco
somos down y somos boogie
somos ratas en la jaula del mercado húmedo
y cada día que pasa
la consanguinidad aumenta
nacido para dominar y dominarse
y aun así
en un pedo de privilegio
darse al libertinaje en el castillo
y salir sin barba,
le nombramos Su Apariencia
polideportivo, parque o hijo predilecto
de su madre, de nuestra madre
y ponemos su retrato en nuestro altar
en este país de criados que creen ser señores
la estupidez es la norma
y la violencia es un pedo
y sin embargo,
¡qué hermoso el fuego de Urquinaona,
la huelga de la reconversión industrial
la bicicleta que explota
el ramo de flores que alienta!
abjuremos de la sangre
ahora que aún es tiempo y podemos abjurar,
y acostémonos entre las cucarachas
para la devoración final,
que con esfuerzo y dolor
puede obtenerse algún gran placer, decía Cicerón
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(Ni tampoco hay nadie que ame, persiga y quiera alcanzar el dolor mismo porque sea dolor, sino porque a veces se dan las circunstancias de tal manera, que con esfuerzo y dolor puede obtenerse algún gran placer.) De finibus bonorum et malorum (Los extremos del bien y el mal), de Marco Tulio Cicerón.