Todo es, equivalente.
Todo es fantasma.
Leves de la ruina
los cadáveres de piedra, el pensamiento
goza la aspereza mineral de la lenta catástrofe.
Solo las flores,
solo la hierba,
se atreven a mover los muros la tierra, desde abajo y dentro,
de lo que un día fueron palacios del sonoro sudar,
reverberos del ser, intuidos en bóvedas, albúminas y óleos,
rizoma extendido en la duración del espacio,
leves presagios
del sentido en los útiles.
Escenificación de la imposible rutina,
armonía de bloques en vasijas, ahora disipados
al derrumbe de la razón y la fisión continua,
leves raíces de luz en el núcleo duro,
porque,
cualquier casa o cuerpo o alumbre1 que cae
es el fin de una era —un paular2 espectral—,
el fin de unas manos y una memoria, de unos rudimentos
impregnados en cada estación o forma
de prácticas naufragadas, de pétreas palabras o leve mística
de la desaparición del ser,
al alba.
El tiempo en su expansión, aniquila tu postura,
y cualquier hechura es farsa manera,
inquietante esfera de la mirada, testigo ciego
que intenta solidificar-se, establecer-se objeto, materia, y
solo es verbo y tendencia,
leve consistencia del azar.
Ahora,
te voy a nombrar,
antes de que te hundas en la condición.
1 alumbre: químico usado en tintorería para blanquear y dar brillo a los colores de los tintes en los tejidos.
2 paular: hablar. Terreno pantanoso.