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Larga contemplación

—para Nines



el sol oblicuo sobre la piedra
restaura la hora de nuestro temblor
palabras y cabellos huyen al viento
el ardor de una piel enmudecida
los labios húmedos
el vientre dorado
el amor atendido
en una larga contemplación escribo
el más allá de tus ojos
el más acá de tu pecho
tu nombre de hierba que curva el viento
y tu piel de lirio que acaba
lúbricamente atardecida
en un sueño suspendido