la sordidez secreta y el miedo que reúne a los seres
la bendice el rocío —cito a mi manera—
cuando en la mañana encuentra sus cuerpos exhaustos
junto a largas paredes orinadas,
es la rendición del alma disuelta en alcohol
hágase aquí el poema según mi palabra
como la mosca en el ámbar muere eterna
como los cuerpos bregan penados bajo la ropa
como las vergas se hinchan quemando el muslo
y las vulvas chorrean ojos que lloran
una emoción
la duda florece bajo los párpados al amanecer
una flor de espinas insaciable
que moja la frente con sal y vidrios
—tira de mi lengua la dirección general de seguridad
donde la democracia reúne a los seres bajo la piedra—
oh hermanos y hermanas,
vuestro es el futuro de la nada,
sin duda es vuestro,
busquemos juntos el silencio de la vida
la respuesta que no existe,
retroalimentados por los idos, los dementes,
los malheridos —les malhereux—
que cantan la escondida canción
entre el vidrio y la espalda
entre el azogue y el vino, la sed
de sinrazón,
y el alma, que ya no tiene lengua,
escupe sobre la página estas palabras:
mi cuerpo es el mapa de todo,
cuando muera estaré perdido
y el tesoro nunca me encontrará,
sueño que en todas partes me llaman