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Gorgonia

en un coral con forma de arbusto
llamado Gorgonia,
me froto contra las ramas, las hojas y las espinas
de un poema azul;
escarbo en la arena con la lengua y
remuevo barcos, esqueletos y monedas
bajo un resplandor alado que no comprendo,
que desciende y me toca
como un cazador furtivo;
sólo mi piel conoce su secreto

vivo bajo la sombra de un ala
en un mar estacional llamado Cortés,
salto contra el resplandor y rompo el cielo
en un baile de vida y muerte,
y aunque las estrellas están sumergidas,
nada se apaga, salvo
la voz de los pájaros;
sólo una línea separa arriba y abajo,
una fina línea donde viven los ahogados
la agonía de la disolución,
un horizonte de sucesos afilado y dulce

ofrezco mi vida al asesino,
desnudo mi pecho contra el áisberg
que oculta las estrellas,
soy una nube negra o una sombra
contra el cielo blanco del exterminio,
una nube entre colmillos y espinas,
resplandores y suspiros,
que rasga su piel en los tentáculos de la luz

en la lejana curvatura del horizonte
mi ojo se acomoda, se tumba
cuando al anochecer, hablo con los ahogados,
contra las estrellas y contra la vida
y juntos escupimos al cielo
y la saliva es el poema