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Elaborar poeta1

¿vivir sin más talento?
pero, ¿qué talento no es vivir?
¿oír, tocar, ver, decir,
toparse con la verdad y dejarse la cara
contra el cristal
y reír a su pesar
  —crepitar de risa—
elaborando poeta de especie complicada
y absurda
  —fácil es
   lo que no es—
escribir de pie con la mirada
como un fusilado de camisa blanca,
los ojos vendados,
arrojando al campo esencia de vida
  —emoción difícil de contar—
¿qué talento no es vivir?
¿pensar, escribir, tal vez soñar?

de mí surgió mi maestro
no el talento, ni la vida,
solo el maestro,
una mano fuera del agua
la inmediata mirada solar
un brillo desconcertante y la ceguera,
un chasquido en esa mirada
y estar solo ahí,
ser solo esa visión, ese fantasma,
naturaleza excedida entonces
pensamientos que crecen sobre la muerte,
verde enredadera
que no empieza ni acaba
espíritu que no sé aunque sepa

soy del tamaño de lo que veo
soy la esfinge de piedra
y la mierda de un perro,
no soy hombre ni mujer
pero me gusta andar bajo la lluvia
  —eso hay que aprenderlo,
   ¡tanto que desaprender!—
derramarme en el sudar del diluvio
abandonar el cuerpo
  —esa cobardía, el cuerpo—
y la sociedad —esa ilusión—

un cielo para los pájaros
la tierra para los gusanos
y en medio
nada o casi nada,
el vapor que llaman vivir
y el talento, también aquí,
para mantenerse en vilo,
como ese que dice ser yo
en la delgada frontera del espejo
o la lluvia que transporta el viento
hasta mi piel humeante
vaporosa
  y cálida,
viva incluso en la muerte
del pensamiento que se amontona
desde mi infancia, anotada infancia
del poema que derrocha palabrería
para decir nada, o casi nada
o no sé qué decir,
  —la enfermedad de las ideas
   envuelve mi cabeza—

nada espero porque no haya sido
sino porque no debo esperar nada,
por favor, me digo, no esperes
no esperes

Siguiendo (sampleando) a Pablo del Barco, en su introducción a Poemas de Alberto Caeiro, de Fernando Pessoa, y a éste mismo, incluso. El catalizador del poema es el primer verso. Como no está indicada otra cosa, entiendo que es de Pablo del Barco: el incontenible amor a vivir sin talentos, la vida como naturaleza, sin distorsiones del pensar ni del expresar, enfermedad de las ideas. Luego, los versos en cursiva son palabras de Pessoa.

1Pasé unos días elaborando poeta, más no lo conseguí, dice Pessoa intentando inventar un doble, un poeta otro, que no es él siéndolo, un heterónimo desde el humor y la epifanía.