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Derrota

—o Estela—

la derrota es la victoria,
la derrota es la vida
el tiempo
la carne,
el poema derramándose
burlando mi cuerpo negro
quemando el camino bajo mis pies,
el húmedo camino blanco,
arena radiante bajo mi sangre de ser
una senda que escupe mi nombre tosiendo ceniza
con hambre de dios,
balbuceando barro

derrota de los sentidos
en alta mar o entre las piernas,
derrota del poema en una isla
sobre la página blanca de la cama
sobre la húmeda página blanca
y su excesiva memoria de piedra,
de madre, de sábana usada y sucia
lejos ya, mis pies en la arena
unidos en una ola de tiempo

esta derrota disipa mi hacienda,
como aquella voz emboscada,
de nuevo perdida y reflejada en el camino
disuelta en la victoria
que me construye en la ceniza,
en el proceso
en el ansia
en el rastro de baba que deja mi boca,
que se aparta del rumbo originario,
o quizá retoma

esta es la victoria,
esta es la derrota,
este es el relato de una cobardía
que huye de la muerte ensuciando un papel;
mi nombre es estela
y el tiempo pasa,
y me borra
—la victoria nunca fue posible,
hermano—