La jovencita es una mentira
de la que el rostro es el apogeo1.
El espectáculo no es un conjunto de imágenes,
sino una relación social entre personas
mediatizada por la imagen2.
Yo siempre he sido anticapitalista, y la verdad es que, al principio, me sentía culpable de contribuir al consumismo desaforado. De hecho, la primera vez que me alojé en un hotel de primer nivel, sentía ganas de llorar constantemente.
¿Qué había hecho yo para merecer esto, cuando hay tanta gente viviendo en la calle?
Recuerdo que le dije a mi madre que me sentía sucia.
Aunque gracias al dinero que le ha dado su carrera como modelo, ya haya conseguido ser propietaria.
Es, de hecho, uno de los factores que me acabó de convencer: se gana bien y, al fin y al cabo, una tiene que abrirse camino en la vida.
Lleva chaqueta estructurada de
Mi genética me ayuda, pero
La modelo, llamada Flor, decide cambiar su nombre por Rolf, imagen especular de aquel, como alter ego en la Moda. Rolf es un nombre propio masculino, proveniente del nórdico antiguo Hrolfr, relacionado con el alto alemán antiguo Hrodulf, que significa literalmente “lobo de la fama”.
1 De Primeros materiales para una teoría de la jovencita, de Tiqqun.
2 De La sociedad del espectáculo, de Guy Debord.
Texto sampleado de un artículo-entrevista de Raquel Peláez a la supermodelo Rolf, en la sección de moda del periódico El País.