La sensatez nos dice
que las cosas de la Tierra bien poco existen,
y que la verdadera realidad
sólo está en los sueños.
Los paraísos artificiales. Ch. Baudelaire
caminan sobre esta realidad
los inútiles cien mil ojos,
la extrema sensibilidad de las yemas de los dedos,
el seco y duro hielo bajo los tarsos, el rígido calvario
al que está atado por esa fuerza invisible:
la culpa de ser, unión de las cuatro (tres) partículas,
ambulante sobre esta verdad demenciada
plana de atracción, repulsión y peso
y la conciencia de esa imposibilidad del otro lado
magnífico reino de arabescos, y volutas de plata
y campanillas, blanco de marfil y doradas boiseries Meissonnier,
papel pintado a mano por el lascivo Boucher
—oh, las nalgas abiertas de Marie-Louise, los cuerpos celestes
que atormentan y fecundan, y descuajan mi semen—
podredumbre de Aranjuez que apesta a Imperio,
ubicuidad de la fiesta en que no se es sino palabra, y,
más cerca,
tintineo, sonido, crepitar, lujo de latido y trueno
viento ulular entre los álamos tocones y muertos, hay
hojas hundidas en charcos limpios de espejos,
y relojes de oro y galeras de biología
y baldosas ilustradas, que con falsas florituras enredan el sueño,
opulencia de la muerte en el virtuosismo decadente
y en la decadencia, también corriente,
paredes que limitan la página con su razón liberal
como ante el abismo jacobino, dulce como la sangre,
transparencia vertical del pensamiento, cuchilla que
golpea la cabeza contra una ilusoria libertad,
paradis artificiels que solo lo son, porque son otros que este lago
helado y amargo,
rendijas de aire que avivan el fuego sensible,
vagar sobre este eterno deambulario, de dios y vitral,
caducos los sentidos, análogos y parcos, y este afán,
este afán de mosca babeando el cristal desconcertada, lejos del
estadio del espejo, sustentado
en el fantasma del libre albedrío, oh Samsa
que recorres la página en secreto.
— paradis artificiels: Los paraísos artificiales, de Baudelaire. Las drogas como ideal artificial. Aquí, cualquier sublimación.
— que atormentan y fecundan: según Baudelaire en el mismo libro, la mujer vive espiritualmente en las imaginaciones…
— Samsa, Gregorio Samsa, protagonista de La metamorfosis, de Kafka.
— Meissonnier: escultor, orfebre, pintor y decorador rococó (s. XVIII).
— Imperio: el imperio está allí donde no pasa nada. En cualquier sitio donde esto funciona. Ahí donde reina la situación normal. De Llamamiento, de Tiqqun.
— estadio del espejo: aquella etapa en la cual el niño o la niña se encuentra por primera vez capacitado/a para percibirse, o más exactamente, percibir su imagen corporal completa en el espejo. En esta fase, de acuerdo a la teoría lacaniana, se desarrollaría el yo como instancia psíquica.