NUEVE DE ESPADAS
la pluma es un saber que nada sabe
una luz que escribe,
entre los cuerpos, los vicios y legados
un deseo que retorna, insaciable.
el verbo va a hacerse carne, efigie, efusión
como el polvo caído sobre la página
como la pluma corta el vacío del día la esperanza
dejando al aire las tripas de mi nombre
¿abrir?, ¿qué?
¿el pozo sucio de mis pecados!
¿el olor a cerrado de mi conciencia!
ya están abiertos, sin espera
—pocas palabras bastan—
—¡deja que caigan! —me digo
la fiebre silenciosa musita mi nombre
mientras apoya su brazo en mi hombro
y abandona la casa en la noche
la razón agitada lascivo caballo
la más pura de las blasfemias: ¡un caballo
caliente!
encuentra su hogar bajo la luna
la posibilidad de pensar,
la mirada triste de un animal solitario
como un perro sorprendido cagando
—¡esa mirada tan dulce!—
y solo sus pasos abriendo la noche
siempre un sueño lúcido
y tiemblo ante la posibilidad de huir
mi boca se agita —la lengua dentro—
balbuceo como ese perro que sueña
entrecortado
una lengua hecha de hiel y carne
—nada describe—
y mi boca se agita —la lengua dentro—
deambula entre hierbas y estrellas
no hay sentido cuando la noche se cierra
y el silencio es la mano de dios,
los ojos brillan
para nada
—recuerdo tu absoluta desnudez,
el sol y el sudor de tu cuerpo enrojecido—
solo el frio me habla
para reírse de mi tristeza
cuando me nombra y no me reconozco
pero siento que estoy ahí,
cuando abro un cuerpo desnudo
cuando arrojo el semen al vientre del poema
cuando escupo la vida al rostro del poema
cuando se expresa
cuando me expresa
pd.
el orgullo, sí,
el orgullo que se me escapa
arde.
Esta es la anécdota: compré, de segunda mano, un libro, la versión original en francés de Madame Edwarda, El muerto, e Historia del ojo, de Georges Bataille. En la primera página me encontré con el naipe 9 de espadas (la imagen reproduce el encuentro). Como no quiero que nada sea porque sí, busqué esa carta en el La Vía del Tarot, de Alejandro Jodorowsky. Según el autor, después de la acumulación de conocimiento y experiencia, toca compartirlo, exponer a los demás eso que uno es y, sobre todo, aprender con los demás, pues el intelecto no es solo un "yo", sino un "yo y tú". Lo interpreté como la necesidad de sacar a la luz mi obra artística (el contenido de esta web) por medios comerciales, su difusión. Nunca me gustó la idea, no tengo fuerza para eso, ni interés, aunque dentro de mí barrunte una cierta necesidad de compartir más allá de esta web y lxs amigxs.
Este poema vuelve a redundar en la experiencia íntima de la creación, ese orgullo que arde, y no mira en absoluto hacia afuera, lo cual me hace pensar. No puedo dejar de mirar esa carta y verme como la espada de en medio, dentro de esa boca de afilados dientes.
¿Miedo? Sí. ¿Desconfianza? Sí. ¿Desinterés? Sí. ¿Necesidad? No